El riesgo inmobiliario: El peligro poco valorado sobre la intermediación inmobiliaria
Estamos en el día 14 de confinamiento por el maldito Coronavirus y esta mañana hablaba con un amigo que está vendiendo su casa, hablábamos de comisiones precios y me ha venido a la cabeza el riesgo inmobiliario, algo de lo que se habla poco y que generalmente no se argumenta en la visita de captación inmobiliaria.
El Contraer riesgos es algo que recibe poca atención cuando se habla del valor del intermediario en el proceso de comercialización sobre todo de producto inmobiliario.
Generalmente, cuando se habla de ello se suele pensar en los riesgos financieros que ese proceso conlleva. (Impagos de honorarios, Inversiones en publicidad, gastos de transporte, etc.)
Como en todos los sectores En el nuestro se presentan algunos de esos problemas, pero siendo importantes, no son los más importantes.
Veamos el riesgo inmobiliario en algunos supuestos.
Supongamos si en una venta hay aspectos, ocultos o no, que producen posteriormente a nuestra intervención…
- ¿deberíamos ser partícipes en el pleito entre las partes insatisfechas si lo hubiera?
- ¿Al lado de quien nos deberíamos posicionar si ambos clientes son nuestros?
Imaginemos que la promoción de viviendas que promovemos no se vende a causa de una de las condiciones impuestas con carácter irrenunciable por el propietario.
Los costes y esfuerzo utilizado en la comercialización ya iniciada
- ¿a dónde van a parar?
Al promotor le van mal las cosas y quiebra
- ¿Qué pasará con las ventas en que hayamos nosotros podido intervenir?
- ¿Y si al nuevo propietario se le entrega la vivienda en condiciones distintas de las pactadas?
Somos conscientes todos que podemos salir indemnes legalmente de esos problemas si no hemos sido nosotros los culpables del pleito. pero…
Pensemos en el impacto comercial nefasto para los reclamantes, quizás porque el promotor o gestor de cooperativas haya desaparecido, y se traslada un problema que no es nuestro, dentro de nuestras oficinas
ERASE UNA VEZ UNA COOPERATIVA DE VIVIENDAS
Hace algunos años ya, antes de la crisis del 2008 a unos amigos inmobiliarios les encargaron la venta, junto con otras inmobiliarias, de una extensa promoción de viviendas unifamiliares que iba a desarrollarse en régimen de comunidad de propietarios
Con la información proporcionada por la cooperativa, buscaban interesados, les explicaban el proyecto, y de interesarles los llevaban a las oficinas de la cooperativa, donde les confirmaban lo dicho por los inmobiliarios y, en su caso, firmaban los documentos de adhesión.
Tras un año y medio después de terminar el trabajo de conseguir cooperativistas, la gestora de la cooperativa vendió los terrenos e intentó devolver las cantidades entregadas a cuenta a los cooperativistas.
Entonces, la diferencia del valor de suelo entre el principio y ese momento era tan atractiva y desmesurada que no pudieron resistirse a vender a un tercero.
Como puede suponerse, la cosa acabó muy mal para todos. Incluidas las agencias que habían suministrado interesados para la misma.
Afortunadamente mis amigos NO tuvieron problemas legales, pues nada en su actuación había tenido que ver con la venta posterior de ese suelo, aunque como era de esperar los cooperativistas cayeron también sobre todas las agencias colaboradoras.
Aunque las razones sobre la ausencia de responsabilidad de las mismas, no evitó su mala fama por un tiempo.
Puede que pienses que lo que te acabo de contar no te afecte porque solo trabajas con particulares en la venta de una vivienda o que solo trabajas en alquileres… pero ello no te va a librar de asumir el riesgo inmobiliario que venimos aquí comentando.
LA PERSIANA MALDITA
Voy a contarte lo acontecido hace ya algunos años, cuando aún tenía mi propia inmobiliaria, creo que sobre el 2008.
Alquilamos un apartamento a una parejita, cuya apariencia inicial así como su comportamiento hasta la firma del contrato, no despertó sospechas en nosotros.
Reunidos para la firma del alquiler del piso, el arrendatario comentó que una de las persianas del salón no subía y bajaba bien, y quedaron allí en el compromiso de que la arreglaría en breve y todo terminó amistosamente.
A los pocos días, entró en nuestras oficinas de la pareja en cuestión, vociferando y gritando a moco tendido que éramos unos estafadores.
El motivo según decían era que el propietario no les había arreglado la persiana, podréis imaginar que el escándalo que nos formaron impidió que, con ninguno de los numerosos clientes que en aquél momento estaban allí, pudiéramos hacer absolutamente ningún trato.
Por supuesto este hecho lo verificamos posteriormente al bajar la cuota de clientes en nuestra agencia.
Al contactar con el propietario el mismo nos diría que SÍ había ido a arreglarla inmediatamente, pero que era mas grave de lo que creía en un principio y no pudo con ella, mientras que buscaba a un profesional para remediarlo se produjo el escándalo que nos afectó a nosotros principalmente.
Fue arreglada a los pocos días y ya no supimos nada más de la persiana que no deslizaba bien pero la mal infundada fama duró unos cuantos meses eso sí.
La historia pareció terminar bien para propietario e inquilinos…, pero siguió haciéndonos daño a lo largo del tiempo a nosotros.
Deciros, que un par de años después estuvimos intentando vender una vivienda a otra pareja con la cual se estableció una buena comunicación desde el principio y con la que todo fue bien hasta un momento determinado en el que simplemente desaparecieron sin dejar huella.
Por casualidad, ya que era un pueblo pequeño pudimos enterarnos que uno de ellos era primo de la que mujer que produjo el escándalo de la persiana de la que hemos hablado.
Como veis Años después, aquella maldita persiana seguía perjudicando nuestro negocio este es el riesgo inmobiliario al que nos referimos
Sin duda ,un cierto riesgo comercial está siempre presente en nuestras transacciones y nunca estamos libres de que el Caos ―justificadamente o no― caiga sobre nosotros.
Por ese motivo y muchos otros nuestros procesos deben de ser impecables, además de asumir que, en ocasiones, el Azar, juega en nuestra contra.
En conclusión, el riesgo inmobiliario esta muy poco valorado en nuestra profesión.
Hemos de ser nosotros los que demos valor al hecho de que este riesgo lo asumimos diariamente y en muchas ocasiones sin ser remunerado y que no hay honorarios suficientemente grandes para limpiar nuestra imagen ya maltrecha de por si si a alguien se le ocurre injuriarnos sin motivo o por algo de lo que no somos responsables.
Justificamos siempre nuestros honorarios en función del servicio y los complementos que se le ofrece al cliente, fotos, marketing, visitas, etc, pero en muy pocos casos exponemos el riesgo inmobiliario como el argumento de más peso que justifica lo que ganamos….
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